miércoles, 8 de julio de 2015

John Piper - Hermanos, no somos Profesionales



El ministro cristiano no es un ejecutivo, ni un administrador de empresas religiosas, para eso hay ancianos, secretario y consejo de iglesia, es, ante todo, un siervo de Dios para la extensión del Evangelio y la edificación de los creyentes. La obra de Dios es muy diferente de la obra de los hombres. Es una obra de persona a personas, inspirada y guiada por la persona sublime de Jesucristo. Está más allá de lo profesional, porque, paradójicamente, tiene que ser más que profesional. Exige una dedicación completa en pensamiento, palabra y obra. Para esto no hay técnica que sea suficiente, excepto la comunión y el trato íntimos con Dios y los hombres.

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